Condenada a ser carne de cañón — Capítulo 13

Se tuerce el plan

¿¡Pero qué…!?

Bai no tenía ni la más remota idea de qué había hecho mal. ¿Por qué si parecía interesado regresó a su asiento sin más?

—Tal y como dijo el señor Song,—esta vez fue la sirvienta anciana la que se acercó— la letra realmente es diminuta. Los ojos de esta vieja sirvienta aún pueden distinguirlo a penas. Este poema—hizo una pequeña pausa antes de proseguir— es interesante. Realmente interesante.

—Déjanos escucharlo entonces—rió la señora.

—Qué, qué, ¿qué es lo que se puede hacer?—tras leer el comienzo dejó de hablar, alarmando así no solo a la señora sino también a todos los espectadores.  ¿Qué intentaba decir con ese «¿qué es lo que se puede hacer?» en una celebración de cumpleaños? 

Incluso Long Heng dejó su taza a un lado y centró su atención en las palabras de la anciana. Esbozó una leve sonrisa, los esfuerzos de la joven por agradar a su madre no le molestaban, y si tramaba algo, mientras no hiriera a nadie no importaba.

—¿Qué se puede hacer con el sol y la lluvia torrencial?—siguió la anciana—. La lluvia torrencial le desea a la señora una vida tan larga que incluso la supere. 

Xiangxiu se topó con este poema por internet, le pareció muy interesante y lo memorizó. Creía que al incluirlo en la mesita captaría la atención de Song, pero lo cambió ligeramente para que se difundiera entre la gente. Sin embargo, la reacción de Song fue muy distinta a lo esperado.

Recordó que en el libro, cuando vieron el cuadro de la protagonista, todos quedaron conmovidos. «¿Me equivoqué? Tal vez lo cambié demasiado y perdió su arte… No, no, no, no, ¿qué haré ahora?». Estaba muy preocupada, temía que hubiera sido en vano actuar como la frágil flor. 

Algo desanimada, sólo esperaba a que la señora les diera salida a las concubinas, para idear otro plan, pero… 

—Vosotras también podéis quedaros. Aseguraos de no olvidar vuestro lugar.

«Hey, señorita trama, ¿qué estás haciendo? En la novela ponía que echaron a las concubinas. ¿Por qué, entonces, podemos quedarnos? ¿Cuándo exactamente se torció todo?» 

Las otras tres concubinas, en cambio, estaban extremadamente felices; por norma unas simples concubinas no podrían asistir a tal banquete. Era una oportunidad para remarcar su posición. 

Pero Xiangxiu estaba agotada. En el pasado no se había relacionado más que con flores y plantas, así que todas esas batallas de ingenio, pruebas de coraje y demás estaban siendo demasiado para ella.

Long Heng por su parte, no dijo nada. Todavía sospechaba que tramaba algo, al hacer tal espectáculo mostrando su talento, debía tener un plan en mente. Pero le extrañaba su repentina actitud ¿por qué estaba cabizbaja y en silencio?, es más parecía cansada. Le daba la sensación que simplemente quería desaparecer.

En cuanto a Song, se dio cuenta de su extraordinario talento, pero al ser la concubina de su amigo, no podía acercarse directamente. Aunque, de verdad quería saber cómo seguía el poema, no iba a tener oportunidad de descubrirlo esa noche.  

Y así ambos, sumidos en sus abrumadores pensamientos, esperaron a que llegaran todos los invitados y empezara el banquete.

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Era novedad que las concubinas participaran. Por ello, todas querían verse elegantes y recatadas para ganarse así el reconocimiento de las damas de la familia. Pero, para su desgracia, todas esas damas a pesar de mostrar cortesía y deferencia, no ocultaban el desprecio que sentían por verlas allí. 

Bai, sin embargo, no trataba de impresionar a nadie. Simplemente, se quedó a un lado bebiendo té.

—Señorita Xiu—dijo Xiao Shi que estaba a su lado—. ¿Por qué no habla con alguna que otra señora? Sería distinto si ganara su reconocimiento.

—¿Sería distinto el qué?—preguntó con curiosidad. Su meta no tenía absolutamente nada que ver con todas esas mujeres; tampoco le importaba mucho lo que pensaban de ella. Aunque, no pudo evitar percatarse de la presencia de una en concreto: la madre de la protagonista. Una dama cuyos planes siempre iban a largo plazo.

En ese momento, tendría unos treinta años. Era una señora muy elegante que sonreía con amabilidad a todo aquel que veía. Pero, a pesar de su actitud, Xiangxiu sabía que no era más que apariencia. No se preocupó por el matrimonio de su hija hasta que se encontró con el protagonista, un hombre con un inmenso potencial, y decidió casarla con él. 

Ella era buena juzgando a la gente, pero la pilló por sorpresa que su hija se opusiera al matrimonio. No era de extrañar que con una madre así, saliera una niña tan caprichosa y consentida. En toda la historia, esas dos no hacían más que causar problemas. De no ser porque Heng consiguió domarla, a saber qué desgracia habría podido ocasionar.

Bai nunca simpatizó con esa mujer. Verla en directo no mejoraba nada su opinión, era demasiado llamativa para la época, y por lo que podía apreciar se mimetizaba como un camaleón. Se adaptada a la situación para conversar con cualquiera, y estaba siendo especialmente zalamera con la señora. No paraba de llamarla hermana una y otra vez e incluso sacó el cuadro que pintó su hija para mostrárselo.

En realidad, ese dibujo lo había robado, ya que la muchacha estaba en contra del matrimonio por los rumores que escuchó. Sin duda era algo crédula y no dejaba de causar problemas. Cuando se complicaba mucho la situación, se hacía la loca y así escapaba de las reprimendas. 

También pudo ver a las jóvenes señoritas de otras familias y evaluarlas. Parecían recatadas y educadas; capaces de sonreírle sin mostrar hostilidad. En un principio, creía que había actuado como una verdadera señorita en ese par de días, pero después de verlas y estudiar su comportamiento entendió que le quedaba un largo camino por delante. 

«¿Por qué tengo que hacer todo esto? Sólo porque a Song le guste ese tipo de mujer, inocente y tontita ¿tendré que convertirme en una frágil flor?. Espera un momento. La madre de la protagonista presentaba el regalo de su hija delante de Long Heng. ¿Por qué, entonces, lo muestra ahora? La historia cada vez se aleja más del guión original». 

—Es un buen cuadro— la señora aceptó el regalo. —Sirviente, llama al príncipe. 

Poco después, Long Heng se acercó junto a Song. Se conocían desde niños, y Song no se comportaba de manera excesivamente formal en palacio. Aunque, al final, esa amistad resultó contraproducente ya que se acabó interesando por la novia de su mejor amigo. Eso, de hecho, era lo que preocupaba tanto a Xiangxiu.

Tratar de robar la mujer del protagonista era un suicidio, por suerte, al final no mataron a Song. O eso creía ella, no terminó de leer la historia, pero tenía esa sensación. Aún así, la capacidad de esa mujer para causar problemas a todos casi lleva a Jiaoyue a la muerte. 

Cuando Bai pensó, en todos los que fueron perjudicados por culpa de esa mujer le empezó a doler la cabeza. Sentía lástima por Long y Song, necesitarían la paciencia de un santo para lidiar con la protagonista.

*Créditos*

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