Condenada a sercarne de cañón — Capítulo 14

Come como un pajarito

Cuando a Long Heng le ofrecieron observar el cuadro, que su prometida había enviado como regalo a su madre, no le prestó demasiada atención. El arte no le interesaba; le echó un vistazo por pura cortesía. A juzgar por su obra, debía ser una mujer con mucho talento, aunque no conocía ni su aspecto.

Song también admiró la pintura. Sonrió con amabilidad, era buena, pero no tanto como la mesita de té que acababa de ver. 

La historia estaba cambiando levemente su curso. Su llegada parecía haber tenido algo que ver, pero no sabía si esos cambios serían para bien o no. Bai tampoco se percató de que la señora había empezado a prestarle atención tras recibir su regalo. 

Estaba preparada para recordarle cuál era su lugar, en caso necesario, pero la sorprendió gratamente que no cambiase su comportamiento. Tampoco intentó entablar conversación con ninguna de las nobles damas, ni con su hijo. 

La mujer estaba cansada de trabajar para mantener el orden en palacio y buscaba una ayudante para su futura nuera. No podía elegir a la ligera, una persona incompetente arruinaría todo su esfuerzo de los últimos años, pero de entre las concubinas Bai Xiangxiu era, a sus ojos, adecuada para el cargo.

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Long Heng siguió la dirección de la mirada de su madre, para toparse con la muchacha del Jardín invernal. Le sorprendió ver que estaba sentada lejos, a la sombra de un pilar, bebiendo té sin interaccionar con nadie. Sólo observaba el ambiente con aire tranquilo, sin ningún deseo reflejado en su mirada; le llamó la atención, nunca había visto a una mujer libre de deseo.

Tras los regalos y saludos, llegó la hora del banquete. Bai había crecido con sus abuelos, ambos budistas devotos, de modo que el primer y decimoquinto día del mes no comía carne y por suerte o por desgracia, ese era el decimoquinto día del mes, lo que la desanimó todavía más. 

Xiao Shi sabía que su ama no comía carne esos días concretos, así que se preocupó.

—Señorita Xiu, ¿debería comentárselo a los sirvientes?

—No — Negó con la cabeza— No será necesario, no sería bueno que pidiera algo especial. Sólo tomaré las verduras y evitaré la carne.

En la época, los banquetes eran peculiares; en vez de servir en una gran mesa toda la comida, se preparaba una mesita individual para cada uno, en la que no cabían más de cuatro o cinco platos a la vez. Los invitados elegían la comida y la servían en platos más pequeños para comer, y cuando llegaba la siguiente ronda de comida se retiraban los anteriores. Era un sistema higiénico pero muy derrochador.

Sin embargo, no se aplicaba a las concubinas, por su estatus compartían mesa entre dos. Bai comió con la residente del Jardín otoñal, una mujer hermosa, pero su belleza palidecía al lado de Bai; así que no la trató muy bien. 

De los primeros platos, Bai sólo se sirvió algo de col china y tofu, sin la ayuda de Xiao Shi.

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Long Heng compartió mesa con su madre, eso la hizo feliz aunque apenas intercambiaron cuatro palabras. Él no podía evitar lanzar miradas a la chica del Jardín invernal

La concubina del Jardín otoñal, había ocupado casi todo el espacio disponible para sus platos, y la muchacha apenas tenía sitio para ella. Pero, aunque acababan de servir, ya se estaba limpiando la boca. Echó un vistazo a su plato, y apenas lo había tocado. «Come como un pajarito».

El banquete acababa de empezar, pero Bai estaba tan apretada en el poco espacio que le dejaba la otra concubina, que no podía ni sentarse cómodamente. Dado que ya había entregado su regalo y presentado sus respetos, no necesitaba seguir soportando ese trato; así que llamó a una sirvienta para que pidiera permiso a la señora para retirarse, con la excusa de que no se sentía bien.

La señora podía ver claramente lo que estaba ocurriendo; así que asintió dándole permiso. Esa actitud tan descortés frente a todas las damas, podía avergonzar el nombre de su casa. Debería disciplinarlas después.

Así, Bai Xiangxiu dejó el banquete junto a Xiao Shi justo en el momento apropiado. Anduvieron despacio y por ello pudieron advertir que había un hombre de pequeña estatura, muy sospechoso, tratando de ocultarse tras los árboles. Parecía estar absorto observando a alguien.

Siguiendo su línea de visión, había un grupo de hombres paseando, todos ellos de alta cuna: Song Jiaoyue, un par más y Long Heng a la cabeza. «Nunca imaginé que pasearía gente por palacio, menos después de dejar a su madre en el salón». 

Aunque tuviera un carácter más bien frío, sorprendentemente tenía varios amigos, y en la corte se llevaba bien con todo el mundo. Bai no quería que ninguno la viera, de modo que se acercó al montículo del jardín que podría ocultarla, aunque lamentablemente significaba acercarse al sirviente sospechoso. 

Cuando la escuchó acercarse, se giró y quedó paralizado al percatarse de su belleza.

—Que hermosa es,—soltó sin pensar— como una ninfa…—Ambos se miraron desconcertados.

El joven estaba asombrado, no sólo era hermosa, sino que también vestía de forma elegante pero sencilla. Y Bai se sorprendió al escuchar su voz, era una mujer. Lo observó detenidamente y no tenía nuez, así que era una muchacha.

—¿Y tú quién…?—Xiao Shi no tuvo la oportunidad de terminar su pregunta, porque su ama le tapó la boca.

—No hagas ruido—pidió el sirviente poniéndose la mano en la boca. Cuando lo dijo se rió con nerviosismo antes de seguir — Yo… Esta humilde sirviente estaba haciendo recados para unas señoritas, y se perdió en el camino, así que ahora está buscando como volver. No me gustaría que nadie se enterara de esto. 

Era una mentira evidente. 

Bai la miró con detenimiento, tendría unos catorce o quince años a lo sumo, y unas facciones entrañables. Sobretodo esos ojos azules que parecían a punto de llorar. Era una niña bonita que llamaba la atención, pero no debería jugar a espiar a los demás, se podría meter en problemas. 

—¿Qué es lo que estabas viendo? No se lo diré a nadie—. A Xiangxiu le resultaba curiosa la situación, y quería confirmar sus sospechas. 

Viendo que su ama se había agachado, Xiao Shi también lo hizo. Le pareció extraña la pregunta de su señorita. 

—Ehm, simplemente…— Tardó un tiempo en encontrar las palabras — Había escuchado que el príncipe era aterrador y que lo comparaban con el mismo diablo, sin ir más lejos. Quería ver con mis propios ojos si daba tanto miedo como dicen los rumores— Por alguna razón, la muchacha no paraba de revelar verdades ante Xiangxiu.

Bai frunció los labios; estaba segura de haber acertado. Sólo un personaje de toda la historia se comportaría así, y esa era, sin lugar a dudas, la protagonista. Aunque, no leyó que espiara a su prometido, imaginó que de algún modo confirmó que era violento y por eso huyó de su cruel destino.

Bueno, aunque el príncipe fuera capaz de ordenar la muerte de una mujer sin pestañear, por norma no era violento ni desagradable con ellas. Por lo menos, no escuchó que golpeara a ninguna chica con sus propias manos.

[simple_tooltipcontent=’Traducción: Nebbia Edición: Naiarah’]*Créditos*[/simple_tooltip]

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