Doctora Elise — Capítulo 2

Un nuevo comienzo

Un bloque de piedra negra y blanca listo para la ejecución. Una mujer atada y empapada en sangre, con un ostentoso vestido que denotaba su elevado estatus social, manchado y desgarrado, ya hacía tiempo. Y una multitud enfurecida frente a ella, clamando venganza.

—¡Matadla!

—¡MUERTE!

—¡Maldita bruja!

Una roca voló hasta darle en la cabeza. 

A pesar de que la muchacha sangraba, nadie sentía lástima por su destino. El populacho, cegado por la ira seguía lanzando maldiciones contra ella. 

—¿Unas últimas palabras?— preguntó el verdugo.

El Rey se colocó frente a ella. Sólo le mostró frío desprecio a la que una vez fue su mujer.

—El duque… Tu padre y tus hermanos mayores fueron ejecutados a causa de tus crímenes.

—¡!

—En su último aliento sólo se preocuparon por tí. Rogaron por tu vida a cambio de las suyas.

Después de sus duras palabras, la mujer sintió remordimiento y agonía, pero era demasiado tarde para arrepentirse.

—Expía tus pecados en el infierno.

A su señal, la afilada guillotina cayó sobre el cuello de la sentenciada.

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Un quirófano blanco y varios cirujanos observaban al paciente sobre la mesa, nerviosos.

—¡Se ha perforado el bazo! ¡La presión está cayendo!

—¿Habéis hecho la transfusión?

—Estoy en ello, pero ha perdido mucha sangre.

Los cirujanos estaban angustiados, tensos y perdiendo la fe en una solución viable. La condición del paciente era peligrosa y su pronóstico cada vez más reservado… ¿Podrían salvarle la vida?

Y en ese momento, se abrió la puerta y entró una joven.

—¿Cómo se encuentra el paciente?—preguntó.

La palabra pequeña, no, delicada la describiría muy bien. Era una joven que no encajaba en un quirófano, pero en cuanto la vieron entrar, algo cambió en el ambiente.

—¡Profesora!

Las caras de los presentes se animaron con la llegada de su salvadora.

—¿Está todo listo? ¿Cuál es su presión sanguínea? — habló con voz tranquila y calmada.

—Está en 60.

Era una situación complicada, pero la chica asintió, sin ningún signo de preocupación en su rostro y se puso los guantes. 

—Doctor Kim— se dirigió al corpulento hombre que dirigía al grupo.

—¿Sí? ¡Sí, profesora!

—¿Por qué está tan nervioso?

—El estado… el estado del paciente es…

La mujer se rió. Tenía una sonrisa tan entrañable que calmó a toda la sala. 

—Doctor Kim, ¿cuál debería ser nuestro protocolo ahora mismo?

—…

—Dígame

—Debemos revisar bien el bazo, necesitamos encontrar el vaso que sangra y detener la hemorragia. Luego, dependiendo del daño, podremos decidir si extraerlo o no.

La mujer asintió, complacida.

—Es correcto. Una respuesta muy detallada, muy bien. Eso es exactamente lo que vamos a hacer.

El silencio reinó de nuevo y los nervios dominaron de nuevo a los presentes.

—A ver, escuchadme. Vamos a salvar a este paciente. Aunque su condición no es la mejor, creo que podemos salvarlo. ¿Quién me ayuda?

—… Tiene razón, vamos allá.

Los cirujanos que habían estado tan tensos hacía un momento, se relajaron. Podían salvar al hombre de la mesa, pero no sólo a él, a cualquiera con la ayuda de esa muchacha tan vivaz.

—Bisturí.

En cuanto se ponía manos a la obra, su expresión cambiaba por completo. Dejaba de ser una delicada muchacha y se convertía en una cirujana, precisa, tenaz y persistente que luchaba por la vida de sus pacientes con cada latido.

—Empiezo.

Realizó un primer corte en la pared abdominal, tocó por error una pequeña arteria y unas gotas de sangre le salpicaron la cara. Su guerra acababa de empezar.

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Se despertó de repente.

—Sólo era un sueño…

Eran recuerdos de sus vidas pasadas. Una como la malvada villana Elise y otra como la cirujana coreana Song Ji Hyun. 

—Como sea, ¿qué está pasando?

Se miró el cuerpo, todavía insegura.

—Morí…

Pero definitivamente estaba viva y en cuerpo de lo más familiar. Dejó escapar un largo suspiro y se miró en el espejo, incapaz de creer lo que tenía delante. Un cabello dorado suave, y esa cara de muñeca…

Elise de Clarence. 

Había vuelto al cuerpo de su primera vida.

—¿Qué está pasando?

Estaba segura de que Song Ji Hyun murió en ese raro accidente de avión. No había duda, pero cómo había vuelto a ser Elise. No sólo volvió a su primer cuerpo, sino que volvía a tener dieciséis años.

—Como sea. Al menos sigo viva.

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Habían transcurrido 10 días desde que recuperó la consciencia. Al despertar su mente era un caos, tenía las emociones a flor de piel, pero ahora se sentía en paz. Su condición era estable, así que decidió aceptar la situación en la que se encontraba a pesar de no tener ni idea de cómo había podido ocurrir. 

—¿Señorita? Señorita voy a entrar.

—Oh, sí, por supuesto, pasa.

—Traigo su comida, señorita.

—Oh, gracias.

La joven mucama dejó con cuidado la bandeja con la comida sobre la mesa mientras miraba con recelo a su señorita.

—Disculpe… ¿señorita?

—¿Eh?

—¿Se encuentra usted bien?

—Me encuentro bien, ¿por qué? —le respondió un tanto perpleja.

—No, es que… no parece ser usted misma. Tampoco se la ve tan enérgica como acostumbra… 

Al principio, estaba completamente desconcertada, pero enseguida entendió a qué se refería. 

—«Oh, claro… Mi personalidad original…»

En su primera vida, Elise, a diferencia de su encantadora apariencia, tenía una personalidad horrenda. Se pasaba el día quejándose o montando escenas y haciendo berrinches. Por supuesto, no hace falta mencionar, que lanzaba objetos al personal de la mansión y rompía todo lo que encontraba a su paso en esos momentos, el número de heridos por el fuego cruzado fue sorprendentemente alto.

En esa época sólo tenía una repulsiva personalidad, no había llegado a mayores, sin embargo, a medida que creció… 

Se sentía asqueada por lo que llegó a hacer. La mayor casa noble del país fue destruída por su culpa, y cargaba en su consciencia con la muerte de sus seres queridos cada día desde que reencarnó. 

—«Esta vez no permitiré que ocurra de nuevo, ya que he regresado al cuerpo de Elise, esta vez los salvaré».

Aunque no tenía muy claro el cómo, no quería arrepentirse de nuevo, y esta vez tenía todo el conocimiento de su vida anterior en la tierra como cirujana. 

—Mary

—¿S-si? ¡Sí! —estaba tan sorprendida por su dulce tono que casi gritó —«¿Qué estará planeando? No puede ser nada bueno»

La joven mucama conocía bien las perversas maquinaciones de su señorita y sus ojos reflejaban un temor bien arraigado.

—¿Es hoy el último día de mi castigo?

Hacía poco Elise había enfadado a su padre, el Marqués, con sus acciones y estaba retenida en su habitación para que meditara sobre lo que había hecho, como castigo.

—«Es bueno que estuviera retenida».

Mientras estaba castigada nadie tenía permitido ir a visitarla, así nadie sospecharía de su repentino cambio de personalidad. 

—Ah, señorita, el marqués quiere verla en la cena.

—¿Padre?

—Sí, quiere que atienda a la cena familiar.

—¡…! —Estaba sorprendida, si era una cena familiar entonces… —¿Estarán todos reunidos?¿Padre, madrastra, hermano mayor y el segundo hermano?

—Sí, todos los que no estén especialmente ocupados, excepto por supuesto su hermano mayor, que como líder de la caballería Romanoff siempre está ocupado. Todos los demás vendrán. 

Elise sintió su corazón latir con fuerza en su pecho. Finalmente se reuniría de nuevo con su familia, había pasado tanto tiempo. Esta sería una reunión después de dos vidas. 

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Pronto llegó la hora de cenar.

Elise, con su encantador vestido, esperaba nerviosa frente a la puerta del comedor.

—«Debo entrar».

No se atrevía a abrir la puerta. Esperó mucho rato en el vestíbulo, pero ya era la hora acordada para la cena y todos debían de estar esperando dentro.

—«¿Cómo debería reaccionar ante ellos?» — no sabía cómo interactuar con su familia ya que llevaba treinta años sin una. —«Los he añorado tanto».

No era como si los hubiera olvidado, incluso en su segunda vida en la tierra, cargó con la culpa por perderlos. Los había extrañado tanto y soñaba con poder expiar su pasado.

Sin embargo…

Su actual yo, no era la Elise original, la hija del marqués, era la cirujana Song Ji Hyun. Se sentía extraña y no sabía cómo tratarlos.

—«¿Por qué estás tan asustada Song Ji Hyun? Voy a reunirme con mi familia. La familia que tanto he añorado».

En cuanto abrió la puerta todas las conversaciones en la sala se detuvieron y todos los presentes se giraron para verla. 

En cuanto vió sus caras el tiempo se detuvo. 

—¡Ah…!

Se cubrió la boca con las manos, le temblaban los dedos. No tenía que preocuparse por nada. Su padre era alguien que la amó incondicionalmente sin necesidad de palabras, pero por su culpa, fue enmarcado y asesinado.

Su segundo hermano siempre la cubrió con amor sin fin, tuvo que ir a la guerra para pagar por los crímenes de ella, y desgraciadamente murió en el campo de batalla. Incluso cuando estuvo enferma su madrastra la cuidó como si fuera su propia hija, de su propia sangre… pero al final Elise la odiaba.

Estaban vivos de nuevo, justo frente a sus ojos. No pudo contener las lágrimas.

—¿Elise? ¿Qué ocurre?

En cuanto escuchó la voz de su padre, las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas.

—Ah, ah… 

Intentó secar las lágrimas rápido pero no cesaban de derramarse.

—¿¡Lize!? ¿Qué ocurre? — el segundo hermano, que siempre la había atesorado, se acercó rápidamente.

—¿Fue demasiado castigo? Por eso le dije a padre que aunque hubieras hecho algo mal, encerrarte en tu habitación diez días era demasiado duro. Ahora deja de llorar mi princesa, ven aquí. — Cris, la sostuvo en sus brazos.

Ante la calidez de su abrazo que tanto había añorado durante treinta años empezó a sollozar sin control.

—Segundo hermano, lo siento. De verdad… en esta vida, prometo no dejar que vuelva a suceder. 

Debido a sus crímenes, él murió luchando en la guerra. Recordaba el día que recibió la noticia de su muerte. No permitiría que la desgracia se repitiera de nuevo.

Cris le palmeó la espalda con cariño mientras la sostenía. 

—Lize… ¿Lize? Debe de haber sido duro, no llores. Eres una señorita ahora y todavía tienes que comprometerte, así que no deberías llorar.  

Su padre y su madrastra también se acercaron.

—Cariño, no importa lo que hiciera mal, te dije que estabas siendo muy severo con ella.

—Qu- lo siento. Fui muy estricto, sé que la culpa es mía así que no llores.

Su normalmente digno padre se disculpó con la cara enrojecida. 

Sin embargo, Ji Hyun no escuchó nada de lo que decía. «Están vivos, todos están vivos y no es un sueño».

Abandonó los brazos de Cris al fin.

—Es-estoy bien. — Miró a su familia, no dejaba de llorar pero les sonrió. Con una sonrisa cargada de culpa, sufrimiento y fragilidad.

—Padre. Madre. Segundo hermano.

—¿Qué ocurre, Elise?

Por fin era capaz de decir las palabras que habían permanecido ocultas en su corazón durante esos treinta años.

—Os amo, —cerró los ojos y una última lágrima cayó por su mejilla, —y… lo siento por todo, de verdad. 

Y de esta forma, regresó a su primera vida.

*Créditos*

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