El perfecto matrimonio oculto: adopta un hijo y obtén un esposo gratis — Capítulo 14

Es fácil perder el control

Ning Xi se levantó con sumo cuidado, tratando de no despertar a tesorito de su sueño profundo, y se dirigió al salón donde se topó con Lu Tingxiao que se servía un vaso de agua, al tiempo que se agarraba el estómago con la cara pálida.

—¡Señor Lu! —Se acercó apresuradamente—. ¿Está bien?

—Sí, estoy perfectamente.

—¿Le duele el estómago? —Lu se quedó en silencio; había dado en el clavo. Si no podía soportar la comida picante, ¿por qué comió?— Espere un segundo, ya le traigo un par de pastillas.

—Gracias. —Lu aceptó la medicación y cuando rozó con su palma helada la de la mujer, le causó una conmoción que no olvidará en mucho tiempo.

A esas horas de la noche, con un hombre tan apuesto a su lado, no era difícil perder el control. Ning Xi comenzó a recitar, para sí, ecuaciones matemáticas para distraerse un poco y calmar su corazón alocado. Mientras observaba cómo el hombre se tomaba las pastillas que le dio, pensó que no era el mejor momento para irse, así que se obligó a quedarse un tiempo a su lado.

—¿Estás mejor?, ¿necesitas que te lleve al hospital? Lo siento mucho, no tenía ni idea de que eres intolerante al picante. —En principio, lo único que le preocupaba era que tesorito comiera demasiado picante y que le sentara mal, pero al final el que era intolerante a eso era su padre. ¿No era irónico?

—No es para tanto.

Se quedaron callados durante un rato, cada uno pensando en sus cosas.

—Vinimos porque tesorito quería verte.

—¿Quería verme?—preguntó, sorprendida.

—Desde que lo salvaste, depende mucho de tí—explicó.

Se dio cuenta que cada vez que veía al niño o hablaba de él, la frialdad de su voz desaparecía y dejaba de parecer tan aterrador.

—Ya veo—asintió.

Estando en compañía a esas horas de la noche las personas tienden a confesar sus preocupaciones, bajando la guardia, así que la joven se atrevió a hacerle una pregunta que llevaba tiempo rondando por su cabeza.

—Si me permites, me gustaría hacer una pregunta. ¿Pequeño tesoro no sabe hablar? —Nunca escuchó que hablara; lo único que hacía era asentir o negar con la cabeza.

—No es que no sepa. Simplemente no quiere.

—¿Problema psicológico?—supuso frunciendo el ceño.

—Sí. —No tenía la intención de ocultarle nada.

—¿Y…? —No se atrevió a preguntarle sobre la causa, así que no acabó la oración.

—Señorita Ning. —La miró fijamente; su mirada era fría, pero, aún así, le provocaba una sensación de calor abrasador que la excitaba y la agotaba al mismo tiempo. 

—¿Sí? —Se quedó paralizada bajo su mirada.

—¿Nos hemos visto antes?

Si se lo hubiera preguntado cualquier otra persona, asumiría que intenta ligar con ella utilizando una frase tan desgastada, pero como era él, con su expresión seria y mirada honesta se tuvo que tomar muy en serio esa pregunta.

—No creo. Si hubiera visto a alguien como tú antes, ¿no crees que es imposible que me olvidara de ello?—su tono era firme; hablaba con total seguridad. Incluso aunque fuera la hija mayor de la familia Ning, jamás tuvo la posibilidad siquiera de conocer a Tingxiao. A pesar de todo, seguían perteneciendo a mundos muy diferentes—. ¿Hay algún problema con eso?

—No, no es nada. —Dirigió su oscura mirada hacia la ventana; parecía desamparado. Si continuaban así, volvería la tensión.

—Señor Lu, si ya está bien, volveré a la cama—dijo la joven; otra vez buscaba vías de escape.

—No hay prisa. —Hizo un gesto con la mano—. Siéntate.

«¿Que no hay prisa? ¡Pues yo sí que tengo prisa!» se quejó para sí, mientras hacía caso al hombre y se sentaba.

*Créditos*

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