El perfecto matrimonio oculto: adopta un hijo y obtén un esposo gratis — Capítulo 19

Los dos ancianos conmocionados

Ning Xi no estaba segura si realmente tenía que llamar o no, pero al final se decidió e hizo la llamada. Por lo que había ocurrido hace cinco años, no le gustaban mucho los niños y siempre intentó evitar cualquier tipo de contacto con ellos, ya que no hacían más que traerle recuerdos desagradables. 

Con su hijo, se fueron también todas las esperanzas que tenía; representaba la parte más sucia de su pasado. Por alguna razón inexplicable, pequeño tesoro no la incomodaba y, lo que es más, le gustaba mucho; no podía evitar querer estar a su lado. Era de lo más extraño.

—¿Hola? —Al otro lado, cogieron el teléfono, pero nadie pronunció una sola palabra. Sabía que, pese a todo, el niño estaba allí, escuchándola con atención, y se rió—. ¿Pequeño tesoro? Lo siento, acabo de llegar a casa y me acordé que prometí llamarte. —El niño no podía responderle nada, por lo que la mujer siguió hablando sola, y tenía que buscar algo que decirle—. Cariño ¿has comido ya? Estás demasiado flaco, así que tienes que comer mucho, ¿vale? Los niños no deberían ser exigentes con la comida, porque si no, no crecerán adecuadamente. En realidad, estar gordito te favorecería mucho, ¿sabes? ¡Serías aún más adorable de lo que ya eres! Aunque, bueno, ya eres lo suficientemente mono, en realidad. ¡Ah! Acabo de ver por la televisión que tu padre cerró con éxito un gran contrato. Es realmente increíble, ¡así que ayúdame a felicitarlo!

Unos diez minutos después, tesorito colgó el teléfono, sacó la pizarrita que siempre llevaba encima, pero que hace mucho que no usaba, y escribió: «Felicidades.» 

Aunque el pequeño no quisiera hablar, sabía chino e inglés, pero, sin embargo, siempre pensó que escribir en chino era molesto, así que prefería el inglés.

Los ancianos se quedaron conmocionados, y Jingli ya fue testigo de algo similar, por lo que se quedó bastante tranquilo. 

Tingxiao, por otro lado, había escuchado su conversación con Ning Xi y, cuando vio lo que escribió su hijo, le frotó la cabecita, y le dio las gracias con una extraña sonrisa.

Cuando felicitó a su padre, comenzó a comer con una expresión de lo más seria. Se comió todo lo que había en el plato, incluidas las zanahorias, que era lo que más odiaba. 

Los ancianos permanecieron en un silencio atónito; su hijo mayor sonrió, su nieto escribió algo en su pizarrita e, incluso, se estaba comiendo las zanahorias. 

—Jingli. —La señora Lu, al fin, consiguió recuperarse—. ¿Qué fue lo que le dijo? —Por la expresión de su marido, estaba claro que él también quería saber la resùesta.

—No mucho… solo dijo que no fuera tan exigente con la comida y que felicitara a mi hermano de su parte.

—¿Y ya?—preguntó incrédula.

—¿Qué más podría haberle dicho? —Jingli se encogió de hombros.

—Solo con una llamada, ya puede hacer tanto. ¡Jej! Los resultados son incluso mejores que todo el año de trabajo del psiquiatra—dijo el anciano, lleno de gratitud.

—¡Cierto, cierto!—respondió, encantada, su esposa—. No está mal la señorita. ¡Tingxiao, trabaja duro!

—Sí.

—Jingli, tu hermano es demasiado tosco—dijo la anciana a su hijo menor—. No tiene ni idea de cómo cortejar a las chicas, así que has de ayudarlo, ¿entendido?

—¡Por fin te das cuenta de lo útil que soy!—rió—. ¡Relájate! Usaré todo mi conocimiento para ayudarle. ¡Pero tenéis que prometer que no vais a intervenir! Es demasiado fácil que los padres arruinen una relación. 

—Sí, sí, tranquilo. —Ambos estaban de acuerdo—. Simplemente preguntábamos por curiosidad.

*Créditos*

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