Así que ahora viven juntos
—Sí.
—Ehm, ¿no es demasiado inapropiado? Si quiere verme, puede venir en cualquier momento—dijo mientras se acariciaba el cabello con nerviosismo.
—Hay demasiados factores involucrados que me es imposible predecir. —El hombre se frotó la frente; parecía muy cansado—. Sobre todo, si vuelve a haber una situación de emergencia de noche, sería demasiado peligroso para ti venir. Por otro lado, con mi posición es muy inconveniente seguir llevándolo siempre que quiere verte. Sé que es una solicitud problemática, pero, aún así, no puedo no pedirlo como padre que soy. Espero que no le esté causando muchos problemas.
A Ning Xi le empezó a doler la cabeza. Si hubiera usado su poder para intentar obligarla a aceptar esa propuesta, lo rechazaría sin tapujos y se marcharía. Pero se lo estaba preguntando amablemente, sin pensar en su identidad ni en su posición. Eso por un lado, y por otro, ¿cómo podía decirle que no a alguien tan bello?
Lu Jingli, a su vez, no participaba en la conversación. Simplemente estaba a un lado, mirando asombrado a su hermano. ¿Quién habría imaginado que usaría una técnica tan sofisticada? Convirtió una desventaja en su mayor ventaja, para eliminar todos los obstáculos en el camino de ganar a la joven. Pequeño tesoro ya no era una debilidad, para nada. Se había convertido en su mayor fortaleza.
En la habitación ya durante un buen rato reinaba el silencio, nadie se atrevía a decir nada. Ning Xi estaba reflexionando y TIngxiao no la quería presionar; sabía que si lo hacía, le sería imposible conseguir que se quede.
De repente, rompiendo el silencio, sonó un fuerte golpe; el pequeño saltó, aterrorizado en la cama, golpeando así la lámpara de la mesita de noche. Cuando vio a Ning Xi pareció haberse calmado, el miedo desapareció y corrió hacia ella. Ese temor en sus ojos haría que se estremeciera el corazón de cualquiera.
—Cariño… —La joven se agachó—. ¿Por qué estás despierto? —El pequeño se acercó más aún a la muchacha, abrazando, con fuerza, su cuello—. Está bien, está bien, la tía está aquí. No tengas miedo, mi niño, no tengas miedo. —Le dio unas palmaditas en la espalda mientras le hablaba.
El niño apoyó su cabeza contra ella y sus pequeños brazos la abrazaron fuertemente; allí es cuando Ning captó la leve fragancia de leche que provenía del niño y sus emociones se volvieron un tanto complejas. Había evitado a los niños durante muchos años, ¿por qué entonces, ahora, no le disgustaba este niño en concreto?
Lo persuadió para que se volviera a dormir y, luego, salió del dormitorio cerrando con cuidado la puerta tras sí. Cuando volvió, vio que los sirvientes ya habían recogido la sala de estar y no quedaba ni rastro del desastre que provocó el niño.
Jaj, tal y como se esperaba de los sirvientes de la familia Lu. No solo eran rápidos y eficientes, sino que también muy bien entrenados. Todos sabían de su visita y se morían de curiosidad, pero aún así, nadie se atrevió a lanzarle una segunda mirada, ni tampoco de murmurar nada a sus espaldas. No hicieron más que ocuparse de sus responsabilidades e irse en completo silencio.
Tingxiao la vio salir, pero no dijo nada para no presionarla. Se limitó a mirarla en silencio.
Ning Xi dudaba. Dudaba mucho. No podía dejar de pensar en la expresión del pequeño cuando no quería soltar su manga y, al final, cedió ante sus sentimientos. Respiró hondo y habló.
—Bien, señor Lu. Estoy de acuerdo con aquello que me pide. Considérelo como un pago porque tesorito me haya salvado la vida.
—Gracias. —El hombre se relajó visiblemente.
—Parece que puede despertarse en cualquier instante, así que al parecer no me puedo ir esta noche. Pero, todas mis cosas están en el apartamento—dijo, preocupada.
—No te preocupes, mandaré que traigan todo lo que puedas necesitar—dijo, y ordenó al mayordomo que partiera.
Jingli, ante tal situación, no dijo ni una sola palabra; se quedó atónito ante la rapidez con la que se desarrollaban los acontecimientos. «Entonces, ¿ahora viven juntos?» pensó.
—¿Necesitabas algo? —Tingxiao miró a su hermano.
—¡Me voy ya! —Sin discutir, se apresuró a retirarse.
Pensó que Ning Xi era una mujer feroz, pero su hermano tampoco era débil. Al fin se dio cuenta que su hermano no era un completo inútil en cuanto a cortejar mujeres. Simplemente, jamás, en los últimos treinta y dos años, se había permitido hacerlo.
Cuando se marchó, Tingxiao le mostró a la muchacha una habitación que se encontraba junto a la de su hijo.
—A partir de ahora puedes quedarte aquí. Un poco más tarde contrataré a alguien que la redecore con el estilo que más te satisfaga.
—No es necesario. —Agitó las manos en señal de protesta—. No hay necesidad, de verdad. Solo viviré con vosotros un par de días. Me temo que sería demasiado problemático redecorar una habitación por alguien que no se quedará.
—No es problemático. —Y no dijo nada más al respecto. Tomó un gran juego de llaves del mayordomo y se las dio—. Estas son las llaves de la casa. Puedes entrar y salir cuando quieras, no hay problemas con eso. La entrada principal usa un código: 591414. Esta es la llave del desván, debes llevarla siempre encima, ya que es el escondite favorito de tesorito, y suele robarla antes de esconderse. Esta es… —Cuando Ning vio que un poco más y le da la llave hasta de la caja fuerte, lo interrumpió.
—Espere. Espere, espere, espere. ¡Señor Lu, está siendo demasiado despreocupado! ¿No teme que le vaya a robar?
—Dime qué es lo que quieres pues. Le ordenaré a alguien que te ayude a transportarlo. —Parecía completamente serio. No tenía pinta de estar bromeando en absoluto.
*Créditos*
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