Ese niño ya ha muerto
Aún hoy día, había gente que, no sin maldad, bromeaba sobre aquella hija adoptiva de la familia Ning que en algún momento se bebió el agua de limón, con la que se lavaban las manos antes de comer, y que para un banquete se puso ropa de una marca falsificada. Acaso, si se hacía pública tal revelación, ¿aún le quedaría orgullo?
Ning, cuando lo mencionó, se puso pálida, recordando aquella noche en que se acostó con un extraño y al bebé muerto. Era la mayor de sus debilidades.
Ese año es tabú en la familia Ning, pues temen la vergüenza que puede traerles el tema. Xueluo, por otro lado, calla porque teme ser expuesta. Y aún sabiendo que no se atreverían a contar nada, esa era la mayor pesadilla de Xi.
—Te estoy dando la oportunidad de irte por tu cuenta, pero, que sepas, que si te niegas a hacer lo que te pido, no me culpes por no reconocerte como mi hija.
—Vaya, ¿así que, después de todo, soy tu hija?
—Papá, Xi, ¿qué ocurre? —En el pasillo, resonó la voz atónita de Xueluo.
Cuando Yaohua vio a su querida hija, cambió inmediatamente de actitud, mostrándose de lo más amoroso.
—No te preocupes, cariño. Más tarde, cuando regreses, preguntale a tu compañía si pueden encontrar a una segunda protagonista decente. —Era más que obvio que quería que reemplazaran a Xi.
—Pero, papá, ¿por qué? Si el papel ya le fue adjudicado a la hermana Xi. —Aunque respondiera con nerviosismo, por dentro estaba más que feliz.
—Puede que sea lo suficientemente buena para hacer roles pequeños e insignificantes, pero no para desempeñar un papel tan importante. ¿Cómo va a ser capaz de hacerlo? ¡No invertí treinta millones ¹ en la película para que ella lo arruine todo!
—Pero, papá…—dijo Xueluo con voz de pena—. Se esforzó tantísimo por conseguir el papel…
—¡Deja de defenderla! Ya te había dicho que no la ayudaras, ¡pero nunca me escuchas! ¡Es más, la halagaste delante de los periodistas! ¿Acaso crees que realmente se lo merece?
—Pero sigue siendo tu…
—¡Cállate! —La interrumpió enfurecido—. Nunca, jamás se te ocurra volver a mencionar algo así. Ya te lo dije antes, y volveré a repetirlo: ¡Eres mi única hija!
—Papá, no volveré a mencionarlo, pero no te enfades, ¿vale?
—Tengo demasiados asuntos que atender, así que debo irme. Hazme el favor, cuando tengas tiempo, ayúdame a convencerla para que deje de ser tan terca—pidió Yaohua a su preciada hija, antes de dedicarle una última mirada fría a Ning Xi—. Y tú. Compórtate.
—Ning Xi—dijo de forma inocente, pero ya no quedaba ni rastro de la dulce y obediente expresión que le mostró a su padre—. Ni se te ocurra decir que esta vez traté de complicarte las cosas. Sabes, en un principio, iba a darte otra oportunidad. Qué pena.
—Jaja… —Ning Xi no pudo evitar reírse, pero, sin embargo, fue una risa triste.
Quién pensaría que, al final, aquella persona que destruiría todos sus esfuerzos y la arrojaría al polvo sería su propio padre. Trabajó duro durante meses y se preparó el papel lo mejor que pudo. Pero, ¿para qué? Para que todo ese esfuerzo ahora se destruya así.
La ceremonia acabó ya pasadas las once y, por lo visto, era cierto que es simple emborracharte cuando estás mal. Ning Xi no pensó que había bebido demasiado esa noche, pero cuando se puso en pie, estaba bastante mareada y el dolor de cabeza no le permitía pensar bien.
Y, como si fuera una broma del destino, en ese momento era cuando vio a la persona que peor la haría sentir. Su Yan.
Ning estaba entre el elenco, donde todos, especialmente las damas, expresaron su sorpresa al verlo.
—¡Ah, pero si es el joven maestro Su! ¡Es guapísimo! Cien veces más guapo de lo que dicen los rumores.
—Probablemente esté aquí para recoger a Ning Xueluo. ¡Estoy tan celosa! Lo tiene todo: la fama, una familia prestigiosa y, lo que es más importante, ¡un novio tan sobresaliente! ¡Tal y como se esperaba de un ganador en la vida!
—Ese tipo de personas nace bajo la estrella de la fortuna. Nosotros, los simples mortales, no tenemos derecho ni de envidiarles.
❀ ◦ ❀ ◦ ❀
Ning Xi usó la pared como soporte y fijó su mirada en el hombre que caminaba hacia Ning Xueluo.
La familia Su no lo hizo mal en estos últimos años. Su Yan era cual barco en un maremoto, mientras que Ning Xi no era más que una sombra descolorida de su pasado. El niño de aquel entonces, el que tuvo que permanecer durante años en el campo por una enfermedad pulmonar, y el que se convirtió en su gentil hermano Yan que siempre le leía, había muerto ya hace mucho.

*Créditos*
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