¿Prefieres que te lo pague de otra forma?
—¿Qué pasa? ¿No te gusta?
—No. No es eso… —Se apresuró en contestar; no tenía muy claro cómo explicarle sus verdaderos sentimientos.
—Entonces, ¿cuál es el problema?
—Verá, presidente Lu…
—Usa mi nombre.
—Vale. Bien—aceptó e hizo una pequeña pausa antes de poder seguir—. Lu Tingxiao, ¿no crees que te estás pasando? ¿No te parece que me estás tratando demasiado bien? —«Tanto que se podía malentender con demasiada facilidad», pero eso ya se lo guardó para sí.
—Jej, al fin te das cuenta de que soy bueno contigo. —Cuando dijo eso, le echó una miradita de aprobación, dejando a Ning sin palabras. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que no estaba de humor, Tingxiao se puso serio—. Salvaste a mi hijo y, además, es probable que necesite que me ayudes durante mucho tiempo. ¿Qué hay de malo, entonces, en tratarte bien? —Hizo una pausa corta antes de levantar la mirada y mirarla fijamente—. O acaso, ¿prefieres que te lo pague de otra forma?
Por lo visto, estuvo dándole vueltas a algo que no debería, porque, en primer lugar, no había ninguna intención oculta en esos gestos. Cuando pensó en ello, sintió como le quitaron todo un peso de encima y, ya relajada, se apresuró a agitar sus manos en signo de negación.
—No. No te preocupes, estoy bien con esto. Estoy más que bien.
«Olvídalo. No necesito que me paguen de “otra forma”» quiso decir, pero se lo calló y lo dejó para sus adentros. Ambos pertenecían a mundos diametralmente opuestos y, si se enteraba de su pasado, es probable que acabaría prohibiéndole visitar a tesorito.
—Todavía es bastante temprano, así que descansa un poco más. Desayunaremos más tarde.
—Vale.
Cuando se fue, Xi se tumbó en la enorme cama, pero a pesar de toda su comodidad, no consiguió dormirse. ¿Cómo uno podía dormir mientras esperaba malas noticias? Aunque el equipo estuviera satisfecho con ella, ¿cómo podían ir contra los inversores? Con cada segundo que pasaba, se agobiaba más y más, hasta que al fin, no pudo quedarse sentada sin hacer nada. Se levantó, ecendió el PC e inició sesión en MSN.
«La soledad es cual lanzar flechas al vacío»: ¿Estás?
«El malvado rey de las hadas»: Uy, ¿Así que la superestrella Ning, se dignó a bajar del cielo para hablar a simples mortales como yo?
«La soledad es cual lanzar flechas al vacío»: ¿Tienes dinero? Necesito ocho millones de yuanes¹.
«El malvado rey de las hadas»: ¿Pasó algo?
«La soledad es cual lanzar flechas al vacío»: ¿Puedes no preguntármelo, por favor?
«El malvado rey de las hadas»: Acabo de invertir en una bodega, así que puede que tarde un poco en tener el dinero.
«La soledad es cual lanzar flechas al vacío»: ¿Cuánto tardarás?
«El malvado rey de las hadas»: Tres días.
«La soledad es cual lanzar flechas al vacío»: Gracias.
«El malvado rey de las hadas»: Jeje, cariño, sabes, es la primera vez que me pides ayuda.
«La soledad es cual lanzar flechas al vacío»: Dime cuando regresas. Te recogeré.
«El malvado rey de las hadas»: Qué cruel que eres.
Cuando vio que «El malvado rey de las hadas» se desconectó, se sintió abatida; a menos que no tuviera otra opción, no quería deberle un favor a nadie, especialmente a un ex. Sabía que, con sus acciones, pudo haber herido sus sentimientos, pero ella ya dejó de tenerlos hace mucho, mucho tiempo y, a decir la verdad, no quería volver a tenerlos nunca más.
No iba a pedirle el dinero a Tingxiao, porque ya se había metido demasiado en su vida, y no quería involucrarlo más. Especialmente cuando se trata de dinero.
Pasada una hora, recibió esa llamada que tanto temía. Cuando miró la pantalla del móvil, vio que era Chang Li. Apretó, con fuerza, el puño, respiró hondo y, al fin, contestó la llamada.
—¿Sí?
—Que no se te olvide que el rodaje comenzará a las nueve. Búscate un poco la vida para llegar, que tengo que cuidar de Xueluo y no tengo tiempo para ti. Pero bueno, como eres tan capaz, seguro que sabrás arreglartelas. —Chang siempre tuvo la lengua afilada, pero hoy su tono era especialmente mordaz, como si Xi le debiera una gran cantidad de dinero.
—¿Eh? ¿Qué rodaje?—preguntó, aturdida.
—¿Qué pasa? ¿Todavía estás dormida o algo? ¡Date prisa! Ni se te ocurra llegar tarde el primer día de trabajo—dijo impaciente antes de colgar.
Ning Xi se quedó confusa con el teléfono en la mano, tratando asimilar lo que acababa de ocurrir. ¿No era que la habían reemplazado? ¿Qué estaba ocurriendo?
Bajó de la cama, se paseó un poco por la habitación mientras pensaba en lo que debía hacer y volvió a coger el móvil para hacer una llamada.
—Hola, Director Guo, siento molestarlo tan temprano, pero tengo algo que preguntarle.
—¿Es por el tema del director Ning queriendo reemplazarte?
—Sí. —Cuando escuchó que realmente lo había intentado, sintió angustia. Seguía sin entender lo que estaba ocurriendo.

*Créditos*
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