El perfecto matrimonio oculto: adopta un hijo y obtén un esposo gratis — Capítulo 46

Eres mi pequeño angelito

—Mira, Ning Xi, tanto el productor Wang, como el escritor Ye y yo estamos muy contentos contigo, pero la realidad es cruel. Es imposible que hagamos películas solo con nuestros sentimientos; sin fondos no somos nada. Muchas veces hasta no tenemos voz ni voto en los repartos. ¿Que quién la tiene? Los que ponen más dinero, obviamente. —Conforme más decía, peor se sentía Ning. ¿Realmente la reemplazaron? ¿Por qué, entonces, le dijo Chang de ir al rodaje?— Lo cierto es que el presidente Ning me buscó anoche. Dijo que no tenías suficiente experiencia y que estaba en contra de que actúes en la película, pero… —hizo una pausa que la puso muy nerviosa, quería sacudirlo y, quizás, darle un par de bofetadas para que le soltara todo de una—. Pero tuviste suerte. Mucha, mucha suerte. Otro inversor quedó muy impresionado por ti, así que asegúrate de dar lo mejor para no decepcionarlo. 

—¿De verdad? —Por su voz, se notaba mucho lo emocionada que estaba, pero, cuando se dio cuenta que el director no hizo más que jugar con ella, reprimió el sentimiento—. ¡Director Guo, lo hizo a propósito! ¡Que sepa que casi se me para el corazón!

—Jaja, venga  ya, ¿cómo los jóvenes pueden ser tan débiles?

—Por dios, ¿puede decirme claramente si me reemplazaron o no?

—No, no fuiste reemplazada, tranquila. Ese inversor metió cincuenta millones. Es la misma cantidad de dinero que aportaron la familia Ning y «Luz estelar». Así que siempre tiene la última palabra.

—¿Pero los inversores no eran los Ning y «Luz estelar»? ¿De dónde apareció ese nuevo inversor? —Se extrañó.

—Jej, llegó en el último instante. Ya lo verás más tarde. —Parece que el director estaba de muy buen humor.

Aunque, pensándolo bien, ¿cómo no iba a estarlo? El fondo de su nueva película acabó en cien millones, cuando en un principio era de solo cincuenta y, además, no tenía que reemplazar a Xi, la única actriz que consideró como digna de hacer el papel de Chengg.

—¡Perfecto! ¡Muchas gracias, director! —Cuando Xi colgó, la puerta de su cuarto se abrió y se asomó tesorito con su par de ojos somnolientos. La joven estaba tan feliz que gritó de alegría y se apresuró a abrazar y a besar al pequeño—. ¡Cariño, sí que eres mi estrella de la suerte! ¡Desde que me salvaste no hacen más que pasar cosas buenas! 

Fuera de la habitación se encontraba el temido rey demonio que observaba como la mujer de sus sueños estaba besando a su hijo y agradeciéndole algo que, en realidad, era mérito suyo. Pero, a pesar de tal injusticia, no comentó nada, pues cuando veía esa bella sonrisa suya, todo lo demás dejaba de importar.

—¿Por qué tanta alegría?—preguntó, como si no supiera nada.

—¡El director acaba de decirme que no me reemplazaron!—dijo emocionada—. ¡Y es más, el mayor inversor de la película quedó muy impresionado por mi! —Mientras hablaba, no soltó ni un solo segundo al niño que, de tanto amor y cariño, ya estaba mareado.

—¿A sí? Felicidades—dijo serio como si no tuviera ni idea de eso. 

—Pero nunca me dijo quién es esa persona. Debería ser alguien con un gusto excepcional—dijo entusiasmada—. No, en serio, tiene un muy buen ojo y, probablemente, es muy, muy guapo. —Mientras fantaseaba, la muchacha se acarició la barbilla pensativa.

—¿Eso crees?—sonrió.

—¡Claro!—defendió su ilusión, pero luego pareció acordarse de algo y cambió repentinamente de tema—. Ah, cierto. Probablemente habrá días en que estaré en la grabación durante todo el día y, a veces, incluso de noche. ¿Qué hacemos con tesorito en esos momentos?

No respondió nada y simplemente miró a su hijo. Parecía que los abrazos y los besos de la muchacha lo habían deleitado tanto que, aún con las malas noticias, no se veía demasiado triste, aunque en un momento dado, se fue corriendo a su habitación y Ning, preocupada, pensó que puede que se encierre en ésta de nuevo. Pero, para su sorpresa, el niño volvió enseguida, con una pizarra en sus mano en la que ponía: «¡Suerte!» 

—Oh, cariño. Realmente eres mi pequeño angelito, ¡ven aquí! —Se había conmovido tanto que comenzó a llorar de emoción y, mientras abrazaba al niño, Tingxiao los miraba con dulzura.

*Créditos*

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