Un mar de rosas carmesíes
El primer día de rodaje tenía lugar en un estudio en las afueras de la ciudad. Allí grabaron la primera escena, en la que el emperador recibió a los embajadores en su palacio, organizando un gran banquete. En ese momento el séptimo príncipe, Chu Beichen, y su consorte, Shangguang Yingrong, se enfrentaron con los invitados en una batalla de ingenio, mientras que el personaje de Ning Xi, la princesa De, no tuvo gran relevancia en la escena; no tenía que hacer más que actuar como un encantador adorno y estar al lado del emperador, pero aún así, por ínfimo que fuera su rol, seguía siendo igual de duro; usar un vestido tradicional, con todas sus capas, y la pesada peluca en un día tan caluroso, era un verdadero infierno, por lo que después de solo una toma, ya estaba empapada de sudor.
—¡Corten!—gritó el director.
Ambos asistentes de Xueluo se le acercaron y le dieron un abanico y una botella de agua, además de haberle preparado ya un lugar para descansar.
Ning Xi, en cambio, no tenía ni un solo asistente así que, tras filmar, no pudo beber agua, ni quitarse el disfraz ya que aparecía también en la siguiente escena. Lo único que podía hacer para refrescarse un poco era aflojar el collar para que dejara de ahogarla.
Todos alababan la actuación de Xueluo, incluido el director que, pese a estar contento con la toma, volvió a mirar las escenas para fijarse en la expresión de Xi. La muchacha a pesar de no tener líneas y de que apareciera muy esporádicamente, consiguió mostrar las emociones perfectas. Parecía ociosa y aburrida, pero a la vez se le veía un aire de superioridad y desprecio hacia todos que la rodeaban; iba a destruir el país con sus propias manos y, con ello, a todas esas personas. Después de recibir un resultado tan satisfactorio, ya no se preocupaba lo más mínimo.
—¡Señorita Ning!—gritó, entusiasmado, el asistente de producción—. ¡Su novio vino a visitarla!
Resultaba obvio que con «señorita Ning» no se refería a otra persona que Xueluo. Cuando todos se giraron, vieron como Su Yan, vestido de forma casual, se le acercaba. Detrás de él iban dos hombres que cargaban un par de frigoríficos llenos de helados para todo el equipo.
—¡Guau, pero si es Haagen-Dazs! ¡Muchas gracias por el regalo, Maestro Su!
—¡Ay, la señorita Ning es tan afortunada! Su novio la visita el primer día de trabajo.
—Dios, ¡qué adorables que son!
❀ ◦ ❀ ◦ ❀
—Ay, ¿pero por qué no son capaces de callarse ni con la boca llena? —Se quejó Xueluo poniendo carita de pena y, acto seguido, cogió un helado y se dirigió hacia Xi como si nada le acabara de molestar.
—¡Hermana! Toma, come un poco.
—Gracias—aceptó cortésmente.
Esa mujer jamás se cansaría de pretender ser un ángel cuando hay alguien—especialmente Su Yan—cerca. Xi, por otro lado, ya se había hartado de esa cualidad suya, pero como se especializaba en actuar, tampoco pasaba nada; estaba dispuesta a jugar un poco con ella si eso es lo que quería.
Cuando volvió a su lugar, miró a Su Yan como si quisiera comentarle algo, pero no se atreviera a hacerlo.
—Hermano Yan… —Se decidió al final—. Estoy algo preocupada por mi hermana—dijo no sin vacilar.
—¿Por qué, cariño? ¿Qué pasa con Xi?—preguntó de inmediato.
—¿Te acuerdas de la ceremonia de apertura? Pues mi padre también asistió y se encontró con ella. De verdad que no tengo ni idea de lo que le dijo para enojarlo tanto. Sabes, incluso llegó a intentar sustituirla por otra actriz.
—¿Qué pudo haber pasado? —Frunció el ceño.
—Ni idea. Para cuando llegué ya estaba cabreado.
—Entonces, ¿qué ocurrió al final? Por lo que veo no llegaron a reemplazarla. —Mientras hablaba, miró fijamente a Xi que, a pesar de estar empapada de sudor, estaba absorta en la lectura de su guión. Tenía una cara de pena, pero, aún así, seguía siendo hermosa.
—Bu-bueno… —Parecía reacia a continuar—. Verás, papá llamó al equipo de producción y le dijeron que no tenían ningún inconveniente en reemplazarla. Pero esta mañana resultó que alguien anónimo invirtió cincuenta millones en el proyecto con una única condición: Ning Xi no debía ser reemplazada. Verás, estoy preocupada de que… —Dejó inacabada la oración, pero su profundo suspiro decía más que las palabras.
—Conozco a Xi—dijo después de un buen rato de silencio. Con cada palabra que escuchaba su humor empeoraba, pero aún así, trataba de autoconvencerse de que sus suposiciones eran ilógicas y que no tenían fundamento—. Jamás haría nada así.
—Yan, eres demasiado ingenuo. ¿Cómo crees que funciona la industria? ¿Acaso crees que nadie cambiaría después de trabajar tanto tiempo aquí? Yo tengo muchísima suerte, ya que tengo tanto a padre como a ti para apoyarme, pero Ning Xi es totalmente distinta. Entiende que no se lleva muy bien con la familia y, siempre que le ofrecemos ayuda, se niega a aceptarla. ¿No me digas que no sabes qué les sucede a las mujeres guapas sin poder ni influencia?
Con cada palabra que decía, la expresión de Su era más y más hostil. Parecía totalmente absorto en sus pensamientos.
—¡Ning Xi, alguien está preguntando por ti!—gritó, emocionado, el asistente de producción.
Era la segunda vez que todos, simultáneamente, se giraron para mirar lo que estaba ocurriendo. Aunque, a decir la verdad, era imposible no hacerlo, pues lo que ocurría era demasiado llamativo. Lo primero que uno veía eran rosas rojas. O mejor dicho un mar de rosas rojas que llenó absolutamente toda la estancia; miraras a donde miraras, era imposible no toparse con alguna de esas flores carmesíes.

*Créditos*
Comentarios recientes