Un nuevo exnovio
—¿Sabes algo acerca de ellos? —A juzgar por su expresión, quedaba claro que en cuanto viera a alguno de esos hombres, los mataría sin dudar un solo segundo.
—A eso iba. —Golpeó la mesa con rabia—. ¡Incluso con mis contactos no soy capaz de averiguar nada! No hay más que vacíos cuando busco la información acerca de ellos. Se ve que no nos queda otra que esperar a que vuelvan a aparecer para poder seguir investigando.
Cuanto más hablaba, más empeoraba el humor de Tingxiao; daba la sensación de que si decía una sola palabra más que no le gustase, acabaría matando a alguien. ¿De verdad se podían permitir esperar? Sin pensárselo dos veces, el hombre sacó su teléfono e hizo una llamada.
—Cheng Feng, necesito que me investigues a dos personas. —Sus palabras parecieron resonar por toda la estancia, congelándola por completo con la gelidez de su voz.
—¡Guau! —Jingli parecía estar muy sorprendido—. ¿De verdad vas a usar a Jin Yi Wei para esto?
Su red de chismes no era nada en comparación con la red de inteligencia y contactos de su hermano. Tingxiao era una persona que, con hacer una sola llamada, era capaz de desenterrar el pasado secreto de una persona siempre y cuando hubiera una sola pista con la que trabajar.
—Oh, hermano, ¡pero si ya te dije que el pasado de Ning Xi no es para nada simple! ¿No crees que debería decirle de paso que investigue bien su pasado también?
—No creo que sea necesario. —A pesar de que la sugerencia de Jingli tenía bastante sentido, entendía que todos tenían un pasado que querían ocultar, y si ella quería que no lo tocara, entonces no lo hará. Si algún día decide contarle todo, lo acabará haciendo, y hasta entonces solo esperará pacientemente.
❀ ◦ ❀ ◦ ❀
Para las seis de la tarde, ya habían terminado de grabar. A pesar de haber estado allí todo el día, Ning Xi apenas tuvo líneas de diálogo; prácticamente todo lo que grabaron eran escenas de los dos protagonistas, en las que la joven aparecía eventualmente haciendo de florero.
Dijeran lo que dijeran, ser un florero también era bastante agotador; su cuello parecía estar a punto de partirse por la pesada peluca y las capas de ropa que llevaba, y aunque esa fuera una sensación más bien figurada, pues no pasaría tal cosa, lo que sí era cierto es que ya tenía sarpullidos.
Tras cambiarse de ropa y quitarse todo el maquillaje, se puso una máscara, terminó de guardar las cosas y se fue en dirección del metro. Ahora que todavía no era famosa, nadie podía reconocerla, por lo que era muy conveniente coger el metro. Puede que a veces hiciera más recorrido del que hace un coche, pero como no había necesidad de lidiar con atascos de tráfico, resultaba una vía mucho más cómoda y rápida de llegar a casa.
Ya en la calle, de camino a la estación, un Maserati negro se paró cerca de ella y, en cuanto la ventanilla se bajó, pudo distinguir a Su Yan sonriendo desde el asiento del conductor.
—Xiao Xi, súbete, te llevaré a casa.
La joven no dijo nada, quedándose en silencio durante un rato. Otro exnovio. ¿Acaso no acababan? La muchacha no era capaz de entender por qué no podían simplemente dejarla en paz. Solo quería seguir con su vida tranquila, pero no hacían más que irrumpir en su rutina arruinando esa sensación.
—No hace falta—respondió siguiendo su camino; no quería volver a ver su cara después de todo lo que había pasado.
—Xiao Xi, ¿podríamos hablar? —El hombre siguió conduciendo lentamente, siguiéndole el ritmo; al parecer no tenía planeado irse.
—¿Hablar de qué? ¿Acaso lo que quieres es que sea la estrella del nuevo escándalo? Deberías saber lo fácil que es que un paparazzi nos tome una foto y se invente lo que le plazca. —La joven no podía evitar burlarse de él, pero el hombre ante una respuesta tan fría frunció el ceño, como si no entendiera por qué la chica que antaño siempre lo escuchó e hizo todo lo que le pidiera se comportaba ahora de esa forma.
—Xiao Xi, no es nada parecido. ¡Tengo algo muy importante que decirte!
En todo caso, aunque no le apeteciera subir al coche, menos le apetecía que los acaben fotografiando. Al fin y al cabo la marca del auto era muy llamativa. MIró alrededor y, cuando no vio a nadie, abrió la puerta y se metió dentro.
Pasada media hora, en la habitación de un restaurante.
Su Yan llamó al camarero y pidió varios platos; ha de decirse que la mayoría eran platos favoritos de Ning Xi.
—Xiao Xi, no te he visto en mucho tiempo, por lo que no estoy seguro de cuánto pudo haber cambiado tu gusto. —Parecía estar disculpándose en cierto modo—. ¿Qué tal te fue en el extranjero? Te había enviado algo de dinero, pero me lo devolviste todo y acabaste, incluso, por cambiar el número de tu cuenta bancaria.
—Díme lo que me ibas a decir. —La joven apoyó la cabeza sobre su mano, mientras le escribía un mensaje a tesorito, informándole de que acabaría llegando un poco más tarde de lo esperado.
Mientras hacía eso, Su Yan le lanzó un cheque con resignación y, de reojo, Ning Xi pudo ver que era un cheque con el valor de ocho millones de yuanes. La muchacha entrecerró los ojos antes de encontrar palabras con las que podía responder ante tal acción.
—¿Qué es lo que significa?
—Xiao Xi, no deberías hacer nada de lo que podrías acabar arrepintiéndote—dijo el hombre con una expresión serena, completamente seguro de sus palabras.
—¿Oh? —Ning dejó su móvil a un lado y lo miró con una sonrisa maliciosa—. En tal caso, hazme el favor. Explícame: ¿qué es lo que hice?
—En tal caso, explícame tú cómo conseguiste el papel—soltó con brusquedad, haciendo énfasis en la pregunta. Era una indirecta muy directa.

*Créditos*
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