El gran bollo quiere pagar con su cuerpo
Lu Tingxiao examinó, con cautela, a la mujer que tenía delante, tratando de averiguar si realmente era sincera con ellos o no y, pasado un rato, por fin se relajó un poco; parecía no saber absolutamente nada de su identidad y, lo que es más importante aún, de las circunstancias de su tesoro.
—Y bien, ¿cuál es tu precio?
—¿Eh? ¿A qué se refiere? —La joven no entendió nada en absoluto; ni siquiera se podía imaginar a qué se refería el hombre, con esa simple, pero compleja pregunta.
—A mi hermano le gustaría recompensarte de alguna forma por haber salvado a nuestro pequeño tesoro. Por eso te pregunta por el precio. En otras palabras: la recompensa que quieres recibir. —Lu Jingli la miró con una expresión extraña, como si le estuviese diciendo que esa era su oportunidad, que, por fin, le tocó «el premio gordo».
Pero Ning Xi no se lo tomó como «premio». Es más, se comenzó a marear por lo surrealista que parecía la situación actual.
—En realidad.. —comenzó a decir, todavía sin saber muy bien si es real—. No tienes que agradecerme nada. Sí que es cierto que ayudé al pequeño tesoro, pero él también me ayudó a mi. De no ser por él, seguiría allí, en ese diminuto almacén, tendida en el suelo. Así que estamos en paz.
Y aunque salvara a ese niño, ¿cómo podría osar a pedir una recompensa? Cuanto más rico sea uno, más sospecha de los demás. La probabilidad de engaño y de ser presa de un estafador aumenta con cada yuan que tengas de más. La familia Lu era una de las más ricas y prominentes, así que pedirles una recompensa solo podría traerle problemas. Así que, para evitarlos, no encontró mejor solución que la de acabar con cualquier tipo de relación con ellos.
La joven pensó que su respuesta era más que perfecta, pero Lu no parecía creer lo mismo; parecía bastante más insatisfecho de lo que estaba antes. Nada más verlo, Xi sintió temor. «¿Habré dicho algo mal? ¿Por qué su expresión es tan aterradora?».
—Hermano, das miedo. Sinceramente, si no supiera que quieres recompensarla, pensaría que estás tramando un plan de venganza. —Jingli no pudo evitar comentar la situación, ya que no soportaba ver a una mujer aterrorizada—. A mi hermano no le gusta deber favores—se dirigió a Ning Xi—. Así que más te vale que le pidas algo. Venga, ¡no seas tan cortés!
¿De verdad, existían personas en este mundo, que obligaban a alguien a pedirles algo? Ning Xi no pudo evitar hacer una mueca.
—No es que sea cortés ni nada por el estilo, es que realmente no necesito nada. No hice más que seros sincera. Si no me creéis, podéis verificar…
—No es necesario—cortó Tingxiao, mientras su expresión se volvía cada vez más y más impaciente.
—Revisamos ya la cámara de seguridad del almacén. Tesorito entró solo; simplemente entró corriendo allí, sin más. Y en cuanto a ti, la gerente ya admitió haberte encerrado, así que no te preocupes. No tenemos por qué sospechar de ti, además de que salvaste al pequeño—explicó Jingli—. ¡Simplemente pide algo!
«No puede ser.,,» pensó Ning Xi. «¡Y vuelta a empezar!»
Al final, a la pobre se le acabaron todas las ideas; no sabía ya cómo salir de esa situación, así que no encontró nada mejor que rendirse ante la mirada fría de aquel hombre.
—Bueno—vaciló—. Entonces, supongo que, ¿dinero?
«¿No era lo que hacían los ricos? resolver todos sus problemas con dinero. Es bastante probable que Tingxiao sea igual»
Además, si no hubiera pedido dinero, ambos podrían pensar que lo que quería, en realidad, era cazar a uno de ellos, así que estaba completamente segura que pidió lo que tenía que pedir. Pero la expresión de Lu, se volvió aún más sombría. La joven estaba a punto de llorar; no entendía qué estaba ocurriendo.
«¿Por qué tiene que ser así? ¿No puedes decir con claridad qué es lo que quieres? ¿O es que cada palabra que dices te quita años de vida?»
—Mi hermano cree que darte dinero en recompensa te insultaría—tradujo Jingli mientras se frotaba la nariz.
Ning Xi estaba a punto de aullar por la desesperación que sentía: «¡No hay problema, solo insúltame!» quería gritarle a la cara, pero se contuvo.
La familia Lu era muy especial, y le era imposible encontrar alguna otra cosa que pedirle en recompensa. Así, mientras pensaba en una petición razonable, la voz de Lu Tingxiao volvió a resonar por la sala.
—Cásate conmigo.
Ning Xi se quedó paralizada, pero el aturdimiento no habrá durado más de un segundo; comenzó a toser como nunca en su vida, habiéndose atragantado con su propia saliva.
—¿Qué? —Siguió tosiendo—. ¿Qué acabas de decir? —Cuando consiguió calmar su tos, miró directamente a Jingli, esperando que le pudiera traducir lo que acababa de ocurrir, pero esta vez, ella no era la única que se quedó perpleja ante la actitud de aquel hombre.
—Hermano, ¿qué es exactamente lo que quisiste decir?—preguntó aturdido—. ¡Esta vez no puedo interpretar lo que dijiste!
En ese instante, Ning Xi tuvo su momento de lucidez, y se atrevió a lanzar una pregunta.
—¿Quieres pagarme con tu cuerpo por haber salvado a tu hijo?—preguntó en tono ahogado, mientras que Tingxiao inclinó levemente la cabeza antes de asentir.
—En cierto modo.

*Créditos*
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