El perfecto matrimonio oculto: adopta un hijo y obtén un esposo gratis — Capítulo 8

¿Te gustan los hombres?

Ning Xi observaba, incrédula, al hombre que tenía delante; parecía un sueño. Una simple obra de su cerebro adormecido. No pudo evitar masajearse la sien.

—Doctor. ¿Dónde está el doctor? Creo que me golpeé la cabeza con demasiada fuerza; tengo alucinaciones.

—Yo no me he golpeado. —La expresión de Lu Jingli, por otro lado, era de lo más inocente—. ¿Habrá fallado mi cerebro también?

Para la joven era imposible aceptar la realidad. Salvó a un niño y ahora, por esa misma razón, su padre quería casarse con ella.

De ser alguna otra persona, tampoco le importaría demasiado. De ser alguien guapo, podría, incluso, considerarse afortunada. ¡Pero es que era Lu TIngxiao!

En cuanto a apariencias, Xi no estaba para nada mal, pero es que Lu Tingxiao estaba a otro nivel. Si fueran imaginaciones suyas, no se sorprendería para nada. Si solo quisiera jugar un poco con ella y divertirse a su costa, sería comprensible. Pero es que ese no era el caso. Le propuso matrimonio, y eso era aterrador, pero lo más importante es que…

—¿A ti no era que te gustaban los hombres?—preguntó de forma brusca, y Jingli estalló en carcajadas.

La cara de Tingxiao, en cambio, se volvió más aterradora y, en cuestión de segundos, toda la sala se llenó de un aura pesada.

—Si a mi hermano le gustaran los hombres—dijo Jingli cuando, por fin, dejó de reírse—. ¿De dónde entonces salió tesorito?

—Ehm, ¿fecundación in vitro?

—Bien. Si fuera homosexual, ¿por qué te propondría matrimonio?

—¿Para esconder su orientación sexual? —El mujeriego volvió a reírse.

—Jajaj, hermano, aquí sí que no puedo hacer nada más.

—También se rumorea por ahí, que estáis enamorados el uno del otro. — De repente una tos incontrolable llenó la estancia; Jingli se atragantó con su propia saliva.

—Eso ya es demasiado hasta para mí. Aunque por otro lado, soy muy atractivo, así que no es de extrañar que tanto hombres, como mujeres se enamoren de mí.

—Jingli,—comenzó a hablar el hombre mientras se levantaba de su silla—. Saca al pequeño tesoro de aquí. —Se dirigió hacia la única mujer de la sala.

—Ehm, hermano, ¿qué planeas hacer?

—Demostrarle a la señorita Ning mi verdadera orientación sexual—comentó arreglándose las mangas perezosamente.

Al ver su expresión y la mirada de un animal salvaje, que estaba a punto de devorar a su presa, la joven se asustó tanto, que se acabó cayendo de la cama. Cuando evaluó sus opciones vio que no le quedaba otra que esconderse detrás de tesorito, pues era ridículo meterse debajo de la cama.

—Señor Lu, no hace falta que me convenza de nada. No es más que lo que dicen otras personas sobre usted. ¡No hice más que repetir lo que dicen todos! Además, en realidad, no tiene que agradecerme nada, de verdad. Pero si realmente quieres que te pida algo como agradecimiento, pues lo que deseo es que no vuelvas a pedirme que te solicite algo. ¡Ah, lo siento mucho! Tengo una audición muy importante, así que debería irme. Si el destino lo desea, nos volveremos a ver—dijo apresuradamente. Mientras hablaba, estaba intentando buscar la forma de huir y cuando, al fin, se atrevió a dar un paso hacia la puerta, la voz fría del hombre la paró.

—¿Acaso te di permiso para irte?

«¡Mi vida se acabo!» Ning Xi se asustó, hasta el punto en que sus piernas le empezaron a temblar

Segundos más tarde, bajo la mirada observadora de Xi, Tingxiao le entregó una hoja de papel y un bolígrafo.

—¿Te importaría escribirle una nota a tesorito, para evitar que se preocupe cuando se despierte? 

«¿Solo eso? ¡Sobreviví al desastre!» 

—Claro, claro, ¡no hay problema! Si es lo que tengo que hacer para que no se preocupe, no me cuesta nada—suspiró, aliviada, tomando el bolígrafo para comenzar a escribir.

Cuando terminó, huyó sin mirar atrás, mientras que el hombre contemplaba la escena con la mirada de un cazador que ya había agarrado a su presa por el cuello.

Después de que la mujer se fuera, Lu Jingli se acercó a su hermano haciendo el mínimo ruido posible y dio un par de brincos antes de decir nada.

—Hermano, ¿acaso estoy soñando? ¿Te gusta Ning Xi? ¡Por fin ocurrió, después de tantos años, te ha gustado alguien! Incluso una pieza de metal llena de escarcha, puede convertirse en una obra de arte si se la trata bien. Dios, jamás te gustó nadie, hasta yo me comencé a preguntar si eras…

—Cállate—lo cortó Tingxiao, y su hermano se atragantó con sus propias palabras.

Para aquel entonces ya había escuchado demasiados rumores, cada cual más salvaje que el anterior, y el no poder sonsacarle la verdad a su hermano lo estaba matando.

*Créditos*

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