La despreocupada vida en prisión —Capítulo 8

La noble holgazanea durante el día

Los rayos de sol la despertaron, había dormido en su sofá enterrada bajo una infinidad de almohadas. No era una persona madrugadora, y le costaba horrores levantarse por las mañanas. Es más, se había quedado hasta bien entrada la noche atrapada en la lectura de una apasionante novela. 

—Imposible, no creo que pueda levantarme.

Era un desperdicio levantarse estando tan cansada, no tenía nada mejor que hacer de todos modos. Se giró, dándole la espalda al sol y volvió a dormirse.

❀ ◦ ❀ ◦ ❀  

—¿¡Qu-qué está pasando!? —Eliot, por otro lado, se despertó alarmado, por un fuerte golpe en su futón.

Sykes, quien estaba a su lado, le miraba desafiante mientras tiraba con fuerza de la manta.

—Alteza, es hora de levantarse.

—¿¡Así es como me despiertas!? Venga ya, ¿¡no se te ocurrió una forma más gentil!?

—No, es que…

Las sirvientas ya estaban en la habitación, limpiando y ordenando la estancia, y la jefa del servicio le miraba con un brillo tenebroso en los ojos.

—Ah—. Se estremeció, esa mujer lo habría despertado a gritos si Sykes no hubiera llegado antes… No le quedaba otra, salió de la cama a regañadientes.

 ❀ ◦ ❀ ◦ ❀ 

Rachel se despertó a mediodía, se sirvió una taza de té y empezó a rebuscar en algunas de las cajas de madera. 

—¿Qué debería almorzar hoy? —Rachel hablaba sola mientras revisaba el contenido a las cajas—. Ayer comí pescado, veamos —Para ser sinceros, tampoco había gran variedad de comida enlatada.

Debía tener cuidado con lo que comía, ya que al estar encerrada no podía hacer demasiado ejercicio; por ello escogía con cuidado su dieta.

—Es divertido elegir la comida uno mismo. 

Ya tenía el menú escogido, ahora sólo faltaba prepararlo.

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Ya que el día anterior, sólo se estuvo paseando sin pegar sello, hoy el horario de Eliot iba a ser mucho más estricto de lo habitual. 

—¡Oye! ¿No os estáis pasando? Solo quiero ir al baño.

El sirviente negó con la cabeza, ignorando sus pucheros.

—Ayer dijo lo mismo y no volvió hasta el ocaso. 

—Ehm, sí, bueno, eso fue porque… el baño no estaba disponible, así que tuve que buscar otro.

—¿Podría decirme quién estaba usando su baño personal?

Eliot no se atrevió a responder, no tenía una excusa mejor. Fue al baño, pero al salir le esperaban oficiales de todos los departamentos con documentos que necesitaban su atención. Se repartieron de forma estratégica, cortando todas las posibles vías de escape.

—Bien su alteza, tenía que haber mirado estos documentos por la mañana. De modo que hoy no habrá tiempo para un descanso en el comedor, pero no se preocupe le hemos preparado un sandwich. 

—¿¡Tendré que trabajar sin descanso!?

—Bueno, al menos durmió bien esta noche.

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Rachel se cansó de leer, así que decidió tejer algo.

—Hmm, no es mala idea, ¿pero qué debería hacer?

Rachel era la reina en todos los oficios, tenía los medios para hacer cualquier cosa, pero antes debía decidir qué hacer. 

—Pensándolo bien, con todo el tiempo que tengo y el clima, debería hacer algo de hilo fino.

Se quedó un rato pensando, hasta que la idea perfecta apareció.

—Haré una bufanda para George. 

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Eliot estaba enterrado en papeleo. 

—Su alteza, ¿cómo le está yendo el trabajo?—preguntó George.

—No entiendo nada de esto—respondió Eliot con un hilillo de voz—. ¿Cuánto más tendré que seguir? Oye,—llamó a su secretario— ¿cuántos documentos quedan?

—Alteza,—George se reajustó las gafas—vuelva a preguntarlo cuando haya hecho más de la mitad.

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Rachel dejó el hilo y las agujas. Por el ventanuco de la celda, entraba la suave luz del atardecer junto a una agradable brisa.

—Me gusta esta tranquilidad… —Ya le era imposible seguir tejiendo—. Es el momento perfecto para una siesta.

Se acurrucó entre los almohadones, emocionada, pero al taparse con la manta se percató de algo. 

—Un momento, esto podría ser aún mejor—. Se levantó con prisas y sacó una botella de vino de una caja—, un poco de vino no hace daño a nadie.

Pese a la modestia de sus palabras, rellenó con generosidad su copa de vino y saboreó el dulce licor satisfecha, disfrutando de la calidez de la tarde. 

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Eliot miró con rabia la pila de documentos, que no quería disminuir por más que se esforzara.

—Y aquí estoy, encerrado, haciendo papeleo a pesar del buen tiempo que hace… Estoy seguro de que todos estos oficiales también desean salir de aquí—murmuraba para sí, mientras observaba el jardín.  

Aunque George y Sykes estaban a su lado, ignoraron sus quejas.

—Como ya le dijimos antes, el trabajo debe realizarse sin importar el clima que haya—. Puntualizó de nuevo George, a lo que Sykes añadió—, es más, los caballeros tenemos que entrenar aunque afuera llueva o nieve.

—Idiota, ¡esas excusas son para los adultos! ¿No estoy en una etapa de aprendizaje? ¿No debería tener un trabajo acorde a mi nivel?

—Eso es cierto…

—¡Obviamente! Hacer que un menor trabaje sin descanso ¡Eso viola la ley de protección y bienestar de los niños!

—¿Niños? —Los asistentes, disgustados, ignoraban sus quejas, pero Eliot ya pensaba en su siguiente movimiento.

—Debería salir al jardín, a tomar un poco de aire fresco—, «Quizás con suerte, me tope con Margaret» pensó Eliot. 

Pero en cuanto salió al jardín se topó con un grupo de aprendices de caballero junto al asistente del general de la orden de caballería, que lo estaban esperando.

—Alteza, le esperábamos. Acompáñenos al campo de entrenamiento. 

—¿Eh?, ¿cómo?—Eliot confundido no sabía qué pasaba.

Sykes se les acercó y saludó a los caballeros, sacando pecho.

—Como su alteza estaba lamentándose por no poder salir del palacio, a pesar del buen tiempo, pedí un par de favores para que le dieran permiso para entrenar hoy con los caballeros—. Respondió Sykes sonriente y orgulloso de su logro.

—¿¡Así que por eso los oficiales me dejaron ir!? Pero, no… ¡no era esto a lo que me refería!

—Alteza, usted mismo lo dijo. Admiro su dedicación—, le respondió Sykes sin entender del todo lo que quería decir Eliot—. Ahora bien, ¡prepárese para el entrenamiento!

—E-espera… —Pese a sus intentos de huída, los caballeros se lo llevaron por la fuerza al campo de entrenamiento.

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Ya que no había nadie que la despertase, Rachel durmió tanto que, cuando abrió los ojos, los tonos anaranjados del atardecer estaban a punto de desaparecer. Se apresuró a encender la lámpara, para no quedarse a oscuras en la celda.

—Dormí demasiado—constató, arrepentida—. Aunque, si mi sueño fuese algo más profundo, no me levantaría hasta mañana—murmuró su parte menos disciplinada—. Bueno, ¿qué debería cenar?

Evaluó sus opciones y sacó una lata grande. Esa noche cenaría pescado blanco sazonado con aceite de ajo. Abrió la lata y cocinó su cena sobre la lámpara de aceite de la celda, también cortó un par de patatas en finas rodajas, las añadió a la lata y subió el fuego. 

—Jajaja, vaya, ¡y pensar que mejoré tanto mis artes culinarias! Las patatas absorberán parte del aceite y mejorará su sabor. Ay, tengo tantas ganas de mostrarle a todo el mundo este gran descubrimiento—. Inconsciente de cómo funcionaba el mundo, ignoraba que su técnica no era ningún secreto. 

También, era sabido por todos el tipo de alcohol que mejor combinaba con los distintos platos, de forma que aprovechó y, mientras se cocía la cena, escogió el vino más adecuado para acompañarla.

El resultado de su trabajo fue mejor de lo esperado, al dar el primer bocado quedó asombrada por su exquisitez, puede que no fuera la cena de un banquete de gala, pero estaba deliciosa.

—¡Mmm! —No pudo reprimir el gemido—. He mejorado mucho mi capacidad en la cocina, tenía razón puedo vivir por mi cuenta—. Todavía con el recuerdo del sabor del pescado en la boca, tomó un trago de vino blanco de su copa—. Mm, el vino limpia el paladar, dejando un sabor ácido, pero agradable. ¡No hay nada mejor que esto!

Estaba muy satisfecha con su cena, y pensar que todos los menús que había diseñado para cuando se fuera a vivir sola los terminaría cocinando en prisión… Debería agradecerle al idiota de Eliot.

Se llevó la mano a la mejilla y suspiró.

—Deliciosa comida con delicioso alcohol. Si me emborracho puedo recostarme, directamente, sobre la pila de almohadas. ¿No es esto la vida perfecta?

Sí, Rachel era capaz de transformar cualquier situación negativa en una positiva.

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Por otro lado, a Eliot se le permitió descansar para cenar. Como príncipe tenía un comedor próximo a su habitación y, aunque solía comer solo, era lo bastante amplio para acomodar a diez comensales. 

Entró tambaleándose, sintiendo su cuerpo entumecido y amoratado por todas partes, y se sentó a la mesa. 

—Hoy fue un día horrible…

—Gracias a la ayuda de su alteza, conseguimos avanzar bastante con el trabajo—. Comentó George—, ¡Además, el asistente del general también le alabó por su esfuerzo! —Ambos, tanto George como Sykes, trataron de animarle un poco.

—¿A sí…? —Lo primero que se sirvió fue un cocido de guisantes, Eliot cogió el tenedor y miró a sus compañeros—. Ninguno de vosotros dijo que hice un buen trabajo— comentó dejándoles mudos. 

Eran amigos cercanos, así que no podían mentirle, de modo que se quedaron callados. En el comedor sólo se oía a Eliot comer.

—Bueno, qué más da—, se acercó el bol a la cara y sorbió los restos del cocido—. ¡Quiero ver a Margaret! ¡Cuando estoy así necesito estar cerca de la radiante y energética Margaret! George, ¿dónde está ella? —. George y Sykes se miraron confusos.

—Alteza, ¿qué quiere decir?

—Debe de estar agotado, no está acostumbrado a trabajar tanto durante el día.

—¿Qué se supone que quieres decir con eso? — La ira empezaba a brillar en los ojos de Eliot. Y ambos amigos le miraron confusos. 

—Pues, verá…

—¿… qué? ¿¡Qué!?

—Margaret no podrá venir hoy ni mañana—dijo George, recolocándose las gafas y mirándole con una extraña expresión—. Está en un viaje familiar. ¿No dijo usted ayer mismo que se «moriría de aburrimiento» y que se «sentía muy solo»?

En ese instante recordó las palabras de la joven pelirroja: «Ya te lo dije el otro día, voy a visitar a mi madre. ¡También iré a ver la catarata mientras esté allí! ¡Me aseguraré de traerle algo de mi viaje, alteza!»

—¿¡Fue ayer!?

—¿De qué habla?

Eliot soltó los cubiertos que rebotaron en el suelo con un característico sonido metálico.

—No es posible, no puede ser. ¡Moriré si no puedo ver la expresión risueña de Margaret!

—¿¡Que se morirá solo por no verla durante tres días!? ¿¡Cuánto depende de ella, alteza!?

—Alteza, ¿cuánto más seguirá con esto? ¿Puedo terminar de cenar?

—¿¡Que no la veré en tres días!? ¡Se sentirán como dos largos años!

—Sólo serán dos días, ¡no dos años! ¡La volverá a ver pasado mañana por la tarde! —George, cansado, trató de calmar al príncipe, pero sólo empeoró la situación. 

—¿¡Pasado mañana!? No podré verla hasta pasado mañana… Hasta pasado mañana seré un oficial enterrado en papeleo. En cualquier momento esa montaña de papel me comerá.

—Eso es improbable, ¿nunca pensó que su padre y otros miembros de la familia real hacen ese trabajo a diario?

—¡Maaaargareeet!— Eliot finalmente perdió la cordura.

—¿¡Se le fue la olla!? Oye, Sykes, deja de comer y ayúdame. 

—¿No puedo terminar mi cena?

—¡Que pares he dicho!

Esta tonta conversación continuó hasta que la sirvienta principal entró al comedor y puso orden.

❀ ◦ ❀ ◦ ❀

Rachel cerró el libro, satisfecha con el giro final de la historia.

—Fue maravilloso poder terminar la historia por una vez—. Se sentía eufórica por el final feliz de la novela.

Disminuyó la potencia de la lámpara de noche, a un ténue brillo. 

—Es tan agradable no tener a la sirvienta principal gritándome por leer por la noche… Ahora no importa, si estoy cansada por la mañana puedo dormir hasta mediodía.

Cuando marcas tu propio ritmo de vida, las cosas mejoran considerablemente. Para Rachel poder leer cuando quisiera, tomar el té a las horas que gustase y dormir sin estrictos horarios era todo un lujo. Nunca le llamó la atención el jardín, así que no salía a pasear, los guardias creían que se debía a su timidez, pero no era el caso, Rachel era egoísta y sólo velaba por su propio interés. Por eso, mientras tuviera una muda limpia no le importaba no salir de esa habitación.

—Las clases eran tediosas e inevitables. Si éste es el principio de mi vida despreocupada, no creo que sea un mal comienzo.

Tras enfrentarse a tantas dificultades, los días normales se veían utópicos, por lo que, cuando se acostó, pensó que, aunque se encontrase en prisión, esa realmente había sido la mejor solución.

❀ ◦ ❀ ◦ ❀ 

Eliot abrió la ventana de su habitación, permitiendo que una fría brisa acariciara su mejilla.

—Bien…

Mientras buscaba sus zapatos para salir, un guardia de seguridad llamó su atención desde el jardín. 

—¡Su alteza!

—¿Qué ocurre?

—La señorita Poisson está de viaje y varios caballeros escucharon que su alteza enfureció por no poder verla. ¿Sabía que por la noche cuidamos más aún de los carruajes y los caballos?

—Ya veo. Hacen un buen trabajo, sigan así. —Eliot cerró la ventana, corrió las cortinas y se metió de nuevo en la cama.

Capítulo anterior ❀ Capítulo siguiente

Lista de capítulos

Bookmark

No account yet? Register

No robes contenido!!!